miradasolhadas

domingo, 1 de marzo de 2009

Anónimo14 de marzo de 2009, 10:38 p. m.
intruso, usurpador, creador de placer espontaneo, un instinto que libera pero deja cicatrices...tu piel al sol para sanar del dolor que ese ladrón dejó.
saludos amiga!
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Anónimo27 de marzo de 2009, 10:29 p. m.
entrega de luciérnaga para una nocturna creadora de placer...plateados pestaneos para voce.. un brazo y otro brazo te abrazan, abrasan
laia
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EXVOTO

A las chicas de Flores

Las chicas de Flores, tienen los ojos dulces, como las

almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan

moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de

mariposa.

Las chicas de Flores, se pasean tomadas de los brazos,

para transmitirse sus estremecimientos, y si alguien las

mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el

sexo se les caiga en la vereda.

Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar

del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos

se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a

remolque de sus mamas —empavesadas como fragatas—

van a pasearse por la plaza, para que los hombres les

eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se

enciendan y se apaguen como luciérnagas.

Las chicas de Flores, viven en la angustia de que las

nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado

pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a

veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé,

ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos

y arrojárselo, a todos los que les pasan la vereda.

Buenos Aires, octubre, 1920.